La vasija agrietada: historia con valores narra sobre un cargador de agua de la India, que tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una breve reflexión donde Dios muestra el valor de las personas.
Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.


Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: “Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir”.
El aguador apesadumbrado, le dijo compasivamente: “Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”.
Entonces el aguador dijo:
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas.Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.
En la gran economía de Dios, nada se desperdicia. Si sabes cuáles son tus grietas, aprovéchalas, y no te avergüences de ellas. Si se lo permitimos Dios utilizará nuestras grietas para decorar la mesa de su Padre.
«Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás». Efesios 2:10 N.T.V

